Mi carrera en el modelaje fue efímera, consistió en un casting a los 13 años para KFC, y a los 19, junto con mi comadre (en aquel entonces mi BFF), fui a una agencia a dejar unas fotos; a la semana me llamaron para un comercial de Sabritas con Yuri; el cual rechacé porque era en Mazatlán y tenía que faltar a la universidad por dos semanas, lo que significaba perder el semestre y mi beca.
Mi papá aunque me apoyaba y estuvo a punto de dejar trabajo y pendientes para acompañarme a Mazatlán, siempre me decía: «Esos trabajos sólo se enfocan en lo físico y no en la capacidad intelectual de la persona; busca trabajar en donde se te reconozca lo segundo» Ash, pues así fue que dejé por la paz esa carrera (tampoco me llamaron después, jajajajajajaja).
Sin embargo, me causa mucha gracia que en situaciones posteriores, tres fotógrafos me han dicho que soy buena modelando y hasta afirman que de seguro me la paso frente al espejo practicando las poses, se me da. Y así es mi hija.
Desde hace más de un año veo que hace poses de modelo sin que tenga ninguna fuente cercana que le enseñe a hacerlo. Hace dos semanas la mamá de una amiga del kínder invitó a Vale a participar en un desfile de ropa para niños, aunque me prometí a mi misma nunca llevarla a algo similar, me dejé llevar por la emoción y acepté la invitación.
Corriendo fui a decirle a Vale el plan para el día siguiente, en lo absoluto le hizo gracia: «Ma, es que es súper aburrido, sólo caminan y se regresan. Me voy a aburrir» ¿Cómo le digo que no, pues sí? En ese momento recordé lo que mi papá siempre me decía. Damn it, ¿De dónde esta niña de seis años sacó eso?
Le dije que le iban a regalar la ropa que usara; no se emocionó ni tantito. Que se iba a divertir con su amiga y tampoco me creyó. Ahora las dos estábamos de necias, ella con el no y yo con el sí. Al final le dije: «Vale, date la oportunidad de conocer y probarlo. Te prometo que si no te gusta, jamás te vuelvo a llevar » y enganchamos nuestros meñiques en una pinky promise. No muy convencida aceptó el trato.
Al día siguiente nos fuimos con nuestras amigas y las dos niñas iban felices, llegaron a ensayar y ¡oh, sorpresa! efectivamente la nena salió a su madre. Se le da natural eso de posar. Como pez en el agua estuvo siguiendo instrucciones y disfrutando la experiencia.
Ya que terminó todo me dijo: «Mami ¿qué crees? sí me gustó, pero de todas formas ya no lo quiero volver a hacer».
Dentro de mí pensé: «Nunca digas nunca».