En el parque que crecí

Si hay algo que les gusta a mis hijos es andar en bici, pueden estar horas dándole a los pedales sin cansarse. Son felices.
Hace poco fui al parque que está cerca de la casa de mi mamá. En el parque en cuestión pasé mi infancia, adolescencia y ahora que regresé me dio un gusto enorme ver que lo han puesto más bonito.
Los vi disfrutar. como yo lo hacía, dando infinidad de vueltas en la bici. Me preguntaban si yo salía a andar en bici y les platiqué de cuando me persiguió un perro que casi me mordió, también cuando pasé un tope y me caí y sí, también les dije que lo que más me dolió fue la vergüenza que el golpe.
Les conté de mis amigos y mis amigas, de que salía todas las tardes a caminar con mi mamá y de que el niño más guapo casualmente salía a la misma hora que yo en su patineta y lo jalaba su pastor alemán.
Cuando aprendí a manejar cambié las vueltas caminando por las vueltas en mi coche, un Tsuru azul claro que podría poner en aprietos a un Dodge Shadow turbo. No por nada mi mejor amigo me decía «Fitipaldi», pero eso no se lo vayan a decir a mi mamá.
El caso es que, en ese parque, viví muchas cosas. Ahora me encanta disfrutar y compartir más aventuras con mis hijos en otros parques como el de viveros, el de los coyotes, en Xochitla o el último que visitamos, el parque ecológico Tepozteco; gran experiencia que en otra ocasión platicaré.
Esta última semana de vacaciones aprovéchenla y visiten algún parque juntos.

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