Corazones en cambio

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En toda relación, la forma de amar va cambiando, no es lo mismo los primeros días de emoción y enamoramiento a estar en una relación de más de 14 años. Estaría increíble que se mantuviera igual; sentir a los 10 años de casados las mismas mariposas que el primer día.

En mi matrimonio (12 años de casados y dos de novios) por supuesto que no somos los mismos. No creo que sea malo, al contrario, hemos crecido, evolucionado y cambiado para bien. Heráclito dijo que lo único que permanece es el cambio. Y ese sentimiento de amor y deseo del principio se ha transformado; claro, no somos perfectos, hemos pasado momentos muy tristes y peleas como todas las parejas. Creo que el chiste es hablar, reconocer las fallas y tratar de corregirlas.

Cada uno traemos una historia en nuestro pasado, la ventaja es que eso no nos define. Las acciones del presente, las ganas de crear un buen matrimonio es lo que debe de prevalecer.

Claro que hay barreras, hay personas en contra como en cualquier juego, el chiste de la vida es sobrepasar esos obstáculos para conseguir el propósito –la meta–. Si no existieran estos obstáculos la vida sería más fácil, claro. Pero sería muy aburrido. La emoción consiste en salir fortalecido con cada experiencia.

He pensado que la vida es un juego que cada quien crea. Si está horrible y no le ves futuro es por las acciones que se han hecho y, por lo tanto, producen que te encuentres así. Toma responsabilidad acepta tus fallas, errores.

Si lo creaste, si lo causaste, de la misma forma lo puedes solucionar. Y no digo que solucionarlo sea mandar todo a la fregada, no. Una solución debe de ser buena para cada una de las partes sin destruir, creando una nueva dinámica. Hablo de buscar el mejor bien para la mayoría.

Los tips que mi esposo y yo aplicamos para solucionar los problemas son:

  1. Hablar. De todo, tratando de no interrumpir y sin herir al otro.
  2. Escuchar. De verdad estar ahí, sin celulares, televisión u otros distractores y sin interrumpir. Tener una comunicación completa dando acuses de recibo como: “te entiendo”, “ya comprendo” o un simple y poderoso “gracias por decírmelo”.
  3. Apoyo. «¿En qué te ayudo?» Simple y directo, qué podemos hacer nosotros para hacerle la vida más fácil a nuestra pareja
  4. Perdonar. Mientras nos demos cuenta de que todos somos falibles y tengamos el propósito de resarcir el daño, vamos por buen camino. El orgullo, no poder aceptar que la regamos o no querer ver nuestras fallas son los peores enemigos en cualquier relación.
  5. Aceptarse. Antes que nada a uno mismo, amarse es básico para poder querer a otro. Y ahí viene la otra parte: aceptar al otro con sus fallas, manías y extravagancias. Recordemos que lo que nos choca es porque nos checa. Hagamos un análisis objetivo. Al aceptar al otro tal cual es nos liberamos de luchar en contra de esa persona y amarla como es.

Nadie dijo que es fácil, sin embargo creo que tampoco es imposible. Aprovecho para agradecerle a Aries –mi esposo– todo su trabajo, dedicación e interés por mi bienestar y superación personal. Así como el regalo más grande que han sido nuestros hijos. ¡Gracias!

Les dejo nuestra canción:

 

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Amor/odio

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Odio las selfies. Sí, así de crudo y directo. No les veo el caso. Y las que son con cara de pato, sacando la lengua o aventando un beso menos.

Pero ¿qué creen? a mis hijos les encantan. Sus amigos se toman selfies y ellos no se quieren quedar atrás, y sí, yo he caído en la tentación una que otra vez (muchas más); ahí andan dos que tres (más de 10) selfies en mi Instagram.

Pero ¿dónde se inició esto?

La web británica, Mirror News, reveló el primer selfie de la historia que fue tomado en 1839 por Robert Cornelius. Se trata de un autorretrato que fue captado en un espejo.

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Se trata de un químico amateur y aficionado a la fotografía que vivía en Filadelfia. Robert captó su autorretrato en la tienda de su familia. Me imagino que antes de esto fueron los autorretratos de los grandes pintores.

El clímax de esta moda, sin duda, fue en la entrega de los premios Oscar de este año, cuando Ellen Degeneres –la conductora del evento– invitó a algunos actores a posar con ella para una selfie para publicarla en Twitter y pidió que fuera retuiteada, lo que causó que esta red social se cayera por todo el tráfico que causó su petición.

Hasta este momento tiene 3.2 millones de RTs, aquí la prueba:

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Después de esto, se volvieron un must…bueno, hasta Barack Obama se buscó un problema con su primera dama al estar bien animado tomándose la selfie del recuerdo en el funeral de Nelson Mandela juntó con la (nada fea) Primer Ministra Danesa y el Primer ministro Inglés David Cameron.

Lo debo de reconocer y lamentablemente aceptar: las selfies llegaron para quedarse y para muestra varios botones que me he tomando y que les dejo por aquí:

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Generación microondas

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Mientras viví en Estados Unidos fui a una clase de nutrición, la maestra explicaba que nosotros somos la Generación microondas; todo lo queremos rápido, ver resultados inmediatos. Ella se refería a los resultados físicos que producía una dieta saludable combinada con ejercicios y que toma tiempo para tener un peso saludable que se mantenga. Hablaba de las dietas de hambre que producen resultados rápidos pero que el rebote es igual de inmediato.

Ahora lo vemos en la mayoría de las áreas de nuestra vida. Nos estamos brincando los procesos, vivimos en una presión constante por obtener resultados en el menor tiempo posible. Eso de «tiempo al tiempo» está pasado de moda.

Últimamente he tenido bastante tiempo para reflexionar pues estoy en un recorrido de purificación, me estoy desintoxicando de químicos, toxinas y hasta del uso del celular pues diario paso más de seis horas desconectada del mundo exterior.

Es un proceso que requiere tiempo, mucho tiempo y aunque parezca extraño, al salir claro que reviso mensajes pero lo que más anhelo es ver a mis hijos; ellos, aunque no resienten mi ausencia pues es el tiempo que pasan en la escuela, han estado más pegados a mí.

He puesto mis prioridades en orden, tengo la mente más clara y también siento que resuelvo más cosas en menos tiempo pues debo de dejar todo listo para poder desconectarme al día siguiente de nuevo.

Llevo 38 días de este ciclo, el tiempo que dura no lo determina nadie más que uno mismo y siento que aún me faltan unos cuantos días. Podría acelerar el proceso pero he aprendido que corretear resultados, apresurarlos, no es lo óptimo.

Cada uno sabe que necesita y el tiempo que le lleva a conseguirlo.

Les dejo una de mis canciones favoritas sobre el tiempo…

 

El juego de mirar

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El lunes pasado llegué a la escuela a recoger a mi hija. Tuvo un día pesado y todavía teníamos que esperar una hora más al hermano. Cerca de la escuela hay una tienda y se me ocurrió ir a comprar algo para matar el tiempo.

La nena me acompañó a regañadientes. Mientras salíamos del colegio, su cara era de enojo y recordé a una amiga que me recomendó un ejercicio que ayuda a que las personas estén más alerta y animadas: El juego de mirar.

Así que comencé el juego: «Vale, mira ese tronco con forma de corazón», la nena con flojera volteó su cara hacia el tronco y en efecto le sorprendió. «Vale, mira esa rama que sale de la pared de ladrillos», la carita de mi hija siguió entusiasmada ante ese raro fenómeno. «Vale, mira ese tenis encima de las bolsas de basura», en este punto soltó la carcajada.

El juego de las miradas estaba surtiendo efecto. Ahora ella me decía a donde mirar: «Mamá, mira esa bandera, ¿siempre ha estado ahí? Nunca me había fijado en ella” “Mira ese número en el árbol ¿cómo habrá llegado ahí?” “Mira esa silla en la banqueta”.

Llegamos a la tienda y, afuera, miramos que había una cruz y al lado un pequeño nicho con un candado. Vale pensó que era para una mascota pues el nicho era pequeño, pero leímos la cruz que tenía el nombre de un señor y la leyenda «Descanse en paz»; la nena de inmediato comentó: «Con tanto tráfico no creo que esté descansando en paz». Me dio mucha risa la lógica de su conclusión y así dimos por terminado el juego de mirar.

Se los recomiendo, a veces nos perdemos en el ajetreo diario. Poner atención en los detalles nos ayuda a mejorar el ánimo, mientras salimos de la rutina.

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