Mirando muros virtuales me encontré con esto que escribió mi amigo Cuauhtémoc Quintanar. Admiro su capacidad para mentar madres y sacar sus emociones de la misma forma como lo recuerdo a él: honesto, crudo y, al mismo tiempo, divertido.
No sé si lo sepa pero estuvo presente en uno de los peores días de mi vida, sin cuestionar, ni juzgar, sólo escuchando y tratando de ayudar a curarme una cruda más emocional que física.
Aquí su texto (yo digo que es poema, él dice que no, y como él es el autor respeto su opinión) que muy amablemente me prestó para este blog y que me recuerda el sentimiento que viví aquel día:
«Toda una luna ha pasado, me siento furioso y enojado, en mi corazón el odio al dolor ha desplazado y tu te has marchado… Chingas a tu madre por haberte ido, nuestros planes a la mitad partido: hoy no podré escribirte versos o siquiera mandarte besos pues tu ausencia me tiene frustrado y te culpo a ti por este dolor, por irte dejando tu olor… Por cierto, es extraño, te cuento que una luna ha pasado y aún no hay vestigios del sol.»