Como es arriba es abajo. Como es adentro es afuera.
No lo digo yo; concuerdan los cristianos, budistas, metafísicos y cualquier místico al que le pregunten. En la sabiduría popular es «No le pidas peras al olmo», lo que somos aflora. Podremos fingir pero ocurre que de repente el diablo se nos sale en el momento menos pensado y mostramos el cobre; nuestro verdadero yo.
La semana pasada vi el video de la golpiza entre unos alumnos del Colegio Americano y del Miraflores.
Si no lo han visto aquí se los dejo
¿Por? ¿Qué habrá pasado? ¿Qué le dijo/hizo el uno al otro? ¿Estaban bajo el efecto de alguna droga y/o alcohol? ¿Qué vivirán, verán, oirán en sus casas para pensar que es correcto, normal, permitido reaccionar así? ¿Dónde están los papás?
Independientemente del colegio, la violencia parece ser la norma. Vuelvo a preguntar ¿Por?
Insisto: todo esto del bullying empieza en casa.
De esos programas como «La niñera experta» o «Hijos rebeldes» recuerdo que dicen que los niños problema lo son porque es la única forma en la que reciben algo de comunicación de sus padres, a través del regaño por su mala conducta. Los padres no se comunican ni escuchan a sus hijos. Padres ausentes.
Fui a la pasarela en la que mi hija modeló hace más de un mes junto con los hijos de varias socialités, a una de ellas se le ocurrió ir sin nanita, su hijo se resbaló y lloraba sin parar. Tardamos unos minutos en localizar a la mamá que estaba pegada al celular y cuando le avisamos que su hijo se había caído nos contestó con un: «Ash», visiblemente molesta fue a ver a su crio. Nunca soltó el teléfono. Lo levantó y no le preguntó si estaba bien.
¿Qué mensajes enviamos a nuestros hijos? ¿Que son nuestra prioridad o una molestia?
¿Les damos nuestro tiempo y atención o delegamos en otros? Asistente doméstica, enfermera, nana, choferes.
Los niños piden a gritos límites y amor. Un ambiente controlado. El exceso de libertad, y en el caso arriba mencionado, imagino que exceso de dinero los destruye. Sienten que pueden pasar sobre quien sea. No miden consecuencias porque nunca las han tenido.
Al no poner un alto a tiempo, como padres, corremos el riesgo de que afuera la sociedad, las autoridades u otros les pongan un alto a nuestros hijos.
Lo mejor que podría pasarles es una expulsión de la escuela, pasar un mal rato en un juzgado o hasta en la correccional de menores. Lo peor es que llegue alguien a vengarse y lo mande al hospital o lo maten.
Cuidar a nuestros hijos no es sólo alimentarlos bien y ponerles un suéter. Es educarlos en valores para que sean, en un futuro, hombres de bien y que si están presentes en una circunstancia similar tengan el valor de parar la agresión o ir por ayuda, no estar grabando la escena en el celular para después mandarlo por el chat, Vine o Facebook.
Les dejo este experimento que hicieron dos jóvenes que muestra exactamente por qué el Bullying continúa y cómo puede parar.
No se lo pierdan, como dicen: «El cambio empieza con la gente».