Me encanta ver a la gente, imaginarme historias sobre quiénes son, de dónde vienen, cómo serán sus padres, sus hermanos, sus gustos, sus broncas, si están enamorados, si sólo están jugando, etcétera. Amo observar.
Tuve un novio que vivía en un pueblito cerca de León, él y sus amigos eran los niños ricos de ahí, uno era dueño de la panadería, otro de la farmacia, otro de la librería, otro de la zapatería; total que eran dueños de todo el pueblo. Yo siempre he sido de ciudad así que me encantaba analizar, observar y estudiar la dinámica de todos ellos y de sus familias.
Cuando íbamos al antro más chic me fascinaba sentarme sola (generalmente me hacían a un lado porque tenían un círculo muy cerrado, en secreto lo agradecía) y observar cómo interactuaban. Tomaban mucho, coqueteaban con todas aquellas que no eran de su círculo, ellas creían haber conquistado «al partidazo». Lo que no sabían es que para ellos eran su distracción de una noche.
Las niñas de su círculo eran las hermanas, primas y/o muy cercanas amigas de las mismas, a ellas si las respetaban y cuidaban. Con ellas no se jugaba. Eran muy guapas y muy sangronas. Creo que nunca me habló ninguna, era una rival foránea que atentaba con quitarles a uno de los suyos. Igual me valía.
Dentro del pueblito tenían toda la libertad del mundo. Niños sin límites. De la misma forma, gastaban demasiado, tomaban en exceso y la mitad de ellos habían tenido accidentes casi mortales en la carretera. Uno de ellos tenía la mitad de la cara destrozada, lo conocí antes del accidente y era el hermano gemelo guapo de Ricky Martin, otro quedó sin movilidad del brazo derecho, dos más murieron en otros choques.
No se qué les afectaba más, tener tanto dinero y saberse dueños del mundo (su pequeño pueblo) o esa monotonía y pequeñez de su universo.
Mi novio se fue a Europa a estudiar, me pidió que lo esperara pero me cansé de hacerlo. Llamó cuando ya tenía una relación con mi esposo y no me creyó que iba a casarme (les digo ese síndrome de sentirse dueño de todo).
Cuando llevaba tres meses casada llamó a casa de mi mamá a las tres de la mañana (¡les digo!) y mi sacro santa madre le dijo: «Ay, m’hijito, ya se casó».
Al día siguiente dejó un mensaje en mi celular «Sólo quiero decirte que daría todo por volverte a ver, eres la mujer de mi vida y te extraño» Láaaastima Margarito, too late.
¿Qué fue de él y de sus amigos? No lo se, fue antes de FB, Twitter e instagram. Nunca los volví a ver.
Mi placer culposo ahora lo cubro al ver reality shows que van desde Teen mom, Laguna Beach, The Real World y hasta a las Kardashians. Mi esposo me dice que no entiende por qué veo eso, a mí me parece interesante conocer a los jóvenes de todos lados del mundo, saber sus motivaciones y sus dramas personales. Lo crean o no es bastante educativo saber de qué pie cojean y qué les espera (me espera) a mis hijos.
Por el momento lo que he descubierto es que todos necesitan límites, amor a montones y tener metas personales, no lo que desean sus padres que ellos sean.
Les dejo una canción que me recuerda a este ex…
Podría ser mi cuarto placer culposo! Ja ja ja ja 😉
¿Mi placer culposo? ¡Leer toooodo lo relacionado con la realeza inglesa!
Me quede así…. =-O jajaja