El domingo del Oscar estuve a nada de soltar lágrima. Me dió mucha emoción que Cuarón y el Chivo se hayan llevado la dorada estatuilla. La verdad es que una como comunicóloga y cinéfila comprende el logro que es llegar ahí y ganar esa presea. Pero ¡basta de colgarnos de los triunfos ajenos! Celebremos nuestros logros, grandes o pequeños son nuestros. Aquí les dejo el mío:
Como todo buen ganador del Oscar los nervios nos juegan una mala pasada y olvidamos personas a las cuales agradecer:
A mi esposo, por llegar al rescate siempre que el cansancio me ha rebasado.
A los abuelos, que siempre han estado al pendiente y con las manos listas para entrarle al quite.
A mis amigas que me han aconsejado, ayudado o simplemente escuchado cuando la paciencia parece agotarse (ustedes saben quienes son).
A mi mamá, valoro todo el trabajo y esfuerzo que nos dedicó a mi hermano y a mí. ¡Te amo, má!
Y este triunfo lo comparto con todas aquellas mamás que pasaron una mala noche cuidando una calentura, a las que se enteraron a las 9 de la noche que había que hacer una maqueta para el día siguiente, y a las que no les dio tiempo esta semana para pintarse las uñas.
¡No están solas! El reconocimiento a todo ese trabajo que hacen día con día llegará tarde o temprano. Mientras, disfruten ese dibujo que les hace su hijo, esa flor cortada del jardín o un simple y valiosísimo: «Te quiero, mami».
Jajajaja buenisimooo!!.. felicidades por ese Oscar!!..
Gracias amiga tu sabes que eres una de las amigas a quien agradezco el siempre estar. Te quiero!!!