Hace como un año estaba con una amiga muy querida en Six Flags con nuestros hijos. Era un día entre semana y había poca gente, ya estábamos por irnos y decidimos subirnos a un juego más, ya saben nosotras agotadas y los niños con pila todavía. Estábamos en la fila esperando nuestro turno cuando vi que mi amiga se ponía blanca y un poco tiesa, volteé a ver qué pasaba y me dio un jalón: «Ni se te ocurra voltear –me dijo–, bajando del juego te cuento».
La espera de dos minutos en la fila y el recorrido del juego mecánico que duró otros dos se me hicieron eternos (una que es metiche, perdón comunicóloga, ustedes comprenderán). Caminamos hacia la salida del parque y me lo contó todo: atrás de nosotras estaba su amor platónico desde que tenía 7 años.
Con mi cara de what la interrogué: «¿Cómo que a los 7?» Me platicó que fue a la primera comunión de una de sus mejores amigas de la primaria, y su hermano, dos años mayor que ellas estaba ahí, lo único que recuerda es que él estaba en los columpios y el sol brillaba en su cabello, me confesó que en su mente pensaba que era la criatura más hermosa que había visto nunca.
Comprenderán que me boté de risa. ¿Quién piensa eso a los siete años?» Por supuesto me amenazó con dejar de contarme y controlé mi risa. Me dijo que su amiga la invitaba a su casa y le costaba articular palabra frente al hermano, no podía con las mariposas que sentía en la panza. Así supo que era su primer amor.
Se cambiaron de escuela y dejó de verlos hasta una fiesta en secundaria. Él ya iba en preparatoria, recuerda que cuando lo vio nada en sus sentimientos había cambiado y seguía viéndolo como la cosa más hermosa caminando en el planeta. De repente la amiga que la acompañaba se acercó al grupo de los amigos de Iván (el platónico), mi amiga me decía que quería correr a esconderse, le daba miedo pensar que se hiciera el sangrón o la desconociera pero él con una sonrisa se acercó y le preguntó: «Hola, ¿ te acuerdas de mí, soy el hermano de María?»
Bueno, yo solté un grito de emoción mientras escuchaba el relato, ahora la que se reía era mi amiga. Esa noche estuvieron juntos bailando y platicando toda la fiesta.
Quedaron de verse la siguiente semana en otra reunión pero mi amiga se enfermó y no pudo ir. Iván creyó que no le interesaba y comenzó a salir con otra chava. Mi amiga todavía lo lamenta y sabe que se enfermó de nervios. Auto sabotaje, que le llaman.
Volvieron a coincidir en otras ocasiones pero entre la inseguridad de mi amiga y la falta de comunicación del otro, nunca aclararon las cosas. Mi amiga siguió con su vida y conoció al que ahora es su esposo; cuando estaba planeando su boda, recuerdo que un día fuimos a Cartier de Masaryk a tontear y nos enamoramos las dos de un anillo de compromiso hermoso, ella bromeó que cambiaría la fiesta y luna de miel por el anillo sin pensarlo.
Tuvo un bebé y a los tres meses me contó que el primo de su esposo se casaba. «Llegamos tardísimo, Irene, entre que dejamos instrucciones para el bebé y el tráfico, nos quedamos afuera de la iglesia, lo bueno es que no éramos los únicos, al lado de nosotros estaba una pareja y noté que la chava llevaba el anillo que nos gustó en Cartier ¿te acuerdas? En ese momento pensé, vaya hay que ponerle un altar a este hombre, y cuando volteo a verlo era Iván, ¡Iván! Irene». Resultó que Iván y el primo del esposo son mejores amigos. Así de pequeño el mundo.
Ese día en Six Flags fue la primera vez que mi amiga veía a Iván con sus hijos. «¿Sabes Irene? hay gente que no vuelves a ver nunca y otra con la que coincides en diferentes etapas. Puede pasar el tiempo, pero cada vez que coincido con él vuelvo a pensar en esa imagen en el columpio y vuelvo a comprobar que mi primer amor fue real y será siempre platónico. Estoy a un click de seguir coincidiendo con él en Facebook, pero prefiero dejarlo al destino y que me sorprenda como hoy».
Yeihh yo también tuve, tengo uno así … es difícil de explicar y que la gente te entienda pero es real.. Estoy segura que si hoy me lo encontrara, volvería a turbarme toda y pondría mi cara de boba jajaja.
🙂
Jajajajajajaja es padre tener un amor así completamente idealizado y perfecto #ennuestramente.
Gracias x escribir Moni 🙂
Uffff… somos hermanas del mismo dolor jajaja.. lástima que yo no pude contar mi historia… «y coincidir»… sin duda todas tenemos un coincidir…
Así es Elo destino, casualidad? El hubiera es el presente perfecto de «me vi lenta» jajajajajajaja
Interesante
Gracias x leer 🙂
Sí, se puede tener a alguien así en la vida desde los 7 años *levanta la mano con culpabilidad*, sólo que la ilusión es mejor que la realidad… yo sí viví como adulta ese amor y no terminó nada bien. A veces es mejor no coincidir y dejarlo al destino sin moverle mucho al asunto.
Exacto. Fantasía y realidad cosas completamente diferentes. Gracias por leer y comentar 🙂
Hermoso relato, ¡que bella forma de contarlo!
De esas historias increíbles que pocas personas tienen la oportunidad de vivir y contar.
Gracias Daniela. Me honran tus palabras 🙂
Que historia!!! Estuve a un paso de gritar yo también!