«Las mujeres que leyeron cuentos de hadas en la infancia son más proclives a sufrir abuso psicológico y físico de sus parejas». Eso escuché en una estación de radio muchos años antes de ser mamá, decían que el estudio lo había realizado una universidad en Europa; he pasado semanas tratando de encontrar el mentado estudio y nada, pero explicaban que la idealización de que el amado es un príncipe azul y que ellas deben de ser rescatadas hace que un porcentaje alto de mujeres aguanten todo tipo de abusos.
Navegando por internet encontré el llamado Síndrome de princesa. Jennifer L. Hardstein escribió sobre esto en un libro titulado: «Princess recovery: A how-to guide to raising strong, empowered girls who can create their own happily ever afters». Les dejo un comentario sobre el libro
La influencia es real. Hace poco un amigo con dos hijas de 5 y 4 años me comentó su preocupación de que cuando crezcan, se vayan con el primer pelado que se les aparezca, creyendo que es su príncipe azul; su preocupación es tal, que se la pasa hablando con ellas, diciéndoles que los cuentos de hadas son eso, fantasía.
Desde que nació mi hija, y con lo anterior en mente, nunca le he promovido nada referente a princesas; pero cuando llegué a Disney con ella a sus casi dos años, me volví loca y le quería comprar todos los vestidos de princesa. Cuál fue mi asombro que saliendo del pabellón de China en Epcot, salió hacia la tienda y fue directo a abrazar un traje regional chino color rojo con bordados dorados, ya no lo soltó. Nunca tuvo esa reacción con los accesorios principescos.
Un año más tarde mi mamá le dijo a mi hija como cumplido: «Eres una princesa», a lo cual la mocosa, un poco ofendida le contestó: «Abuela no soy una princesa, mira, no vivimos en un palacio». Le faltó decirle a mi pobre madre: «Ubícate». Desde ahí supe que mi niña iba a ir contra corriente; en el fondo me encanta.
Lo que observo es que el futuro de las princesas vacías y necesitadas de un príncipe que las salve va en decadencia, y Disney lo sabe. Comenzó el cambio de rumbo desde hace unos años con Encantada, La princesa y el sapo, Enredados y, por último, Valiente.
Me encanta esta nueva filosofía y soy fan de mi hija que ya desde ahora (tiene 5 años) me apalabró para que le cuide a sus hijos mientras ella se dedica a curar perritos (quiere ser veterinaria), y el papá será su asistente en la clínica, jaja. El futuro pinta bien.
Hermoso Irene :?( yo también tengo una princesa, la mía de 16, pero así , fuerte, irreverente, dulce, tenaz, amable, decidida, una princesa de tenis, jeans y una camiseta, pero hermosa!! tal cual deben ser las princesas de ahora. Me hizo llorar el video y te lo tomé prestado para que lo viera. Felicidades a tu princesa 🙂
MONIRIOS2
Así es la mía. Femenina pero valiente. Gracias Moni
Excelente Irene! Creo que el cambio de princesas rudas se dió un poco mas atrás desde Mulan, Esmeralda y Pocahontas. (Estas ya le entraban a los cates jaja) Me encantó tu texto y si, que pisen la realidad. 😀
Tienes toda la razón Rox. Esas no las vi xq tuve niño antes que niña. Pero también son más tipo Valiente.
Muy bien! No tuve la suerte de tener princesas, pero me toca educar a dos hombrecitos en potencia que no van a ser príncipes azules, pero ojalá sean hombres de bien, derechos, honestos y eso sí, muy cariñosos!
Muy buen texto y el video, me encantó también.
Besos.
Gracias Ani!!! Y si yo tengo aquí hijo como tu y es cierto en nosotras esta educar una nueva generación de caballeros para estas princesas modernas. Q se complementen. Besos y gracias x comentar
Ayer nunca pude publicar mi comentario 😦 va el intento de nuevo.
Amé los planes de vida de la peque jajaja muy organizada 😉 Por otro lado, decía que yo sí soy fan de las princesas y esa cursilería rosa. No la imagen de la mujer rescatada, pero sí de los castillos, los vestidos, el amor… el que un hombre se comporte como príncipe en cuanto a modales y trato para su pareja.
Y sí!!!! muero porque la bebé en camino sea una digna princesa, como su madre y su abuela 😛
Si se que mueres x vestirla de princesa. Disfruta!
Yo amo las princesas, me siento princesa, pero creo que también estoy consiente de mi realidad y nunca espere un príncipe azul, como de película, creo que mi papá tuvo mucho que ver en eso de hablar claro y mostrarnos muchas realidades de los «malditos hombres», porque él os decía «somos malditos y sólo queremos sexo», lo recuerdo y me río, pero bueno en toda su agresividad siempre nos trataba como princesas y nos decía que debíamos buscar alguien así, que nos amara, que nos respetara, que nos cuidara, etc, etc, creo que nos funciono y no nos fue tan mal, que aunque no vivimos en un palacio si es una pequeña casa llena de amor. De cualquier forma soy fan de tu hija y me ha encantado verla con sus disfraces, estoy segura que si tuviera una hija sería así, porque nunca se me cumple lo que deseo y aunque yo quisiera tener una hija que fuera princesa, seguramente no lo sería.
Gracias por compartir.
Gracias a ti por comentar. Creo que en cualquier cosa importa el equilibrio. No muy muy, ni tan tan. Y como dices en tus letras la autoestima y estar bien paradas en la realidad es lo que importa. Con eso ya tenemos gran parte del camino ganado. 🙂
Un toque de fantasía siempre es bueno en la realidad, los sueños, las aspiraciones, los cuentos de hadas, en fin. Interesante el texto, mucho.
Si lo puedes imaginar lo puedes crear. Muy correcto Inphidelio
Muy padre Irene, ayer ya no te pude comentar, pero me encanto.. Mis hombres no son príncipes azules, pero quisiera fueran hombres honorables.. y encontrarsen a una chica como tu hija, con los pies en la tierra y mujer real! Felicidades por lo que haces con tu hija y tu familia. Besos!
Gracias Grace y en la lucha estamos de formar seres íntegros y bien plantados. Con sueños y ganas de salir adelante con esfuerzo y trabajo. Gracias por comentar 😉
Llevo un buen ratito leyéndolas, la verdad no soy mucho de comentar los textos, pero este me encantó. El día que tenga una princesa, buscaré que sea ella misma y no una copia de un cuento infantil ¡Gracias por compartir!
Gracias!!! un honor que nos leas y me comentes. Besos 🙂