Desde hace un tiempo procuro leer con los peques una historia o un cuento pequeño antes de dormir. El mayor me lee a mí (diccionario en mano para aclarar las palabras que no entiende) y con la peque soy yo la lectora.
Ya pasamos de los cuentos clásicos, como Los tres cochinitos, Caperucita roja, Blanca Nieves, El rey león, La bella y la bestia, a historias nuevas y divertidas como La peor señora del mundo, La fórmula del doctor Funes o El puntito.
Este último libro fue escrito por un estudiante en segundo de secundaria y concursó a nivel interescolar ganando el segundo lugar. La edición se realizó tiempo después, bajo la iniciativa del mismo autor, Luis Ernesto Martínez Novelo (bajista de La Gusana Ciega) y de un grupo de empresas que fomenta el programa de responsabilidad social Letras para volar, que promueve la lectura en escuelas de bajos recursos, zonas marginadas y niños con necesidades especiales y, por otra parte, a la Fundación de Hospitales Civiles de Guadalajara en apoyo a niños con cáncer e insuficiencia renal. Así que podemos ayudar leyendo y claro comprando este libro.
Lo que les recomiendo, además de buscar historias adecuadas a la edad de sus hijos, es que después de leer les pregunten qué les pareció, qué les gustó más, si ellos hubieran actuado así o qué hubieran hecho diferente. La lectura nos da la oportunidad de aprender junto con nuestros hijos nuevos mundos, soluciones de conflictos, moralejas, virtudes, así como incrementar la imaginación; conocer sus opiniones y compartirles las nuestras.
Si pudiéramos transmitir todas las virtudes y sabiduría de las historias infantiles haríamos adultos más conscientes en un futuro, además de crearles el hábito y (espero) amor por la lectura.
Educamos al leer y además a todas las que somos mamás nos ayuda en la rutina de dormir.