Dormir

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Desde hace un tiempo procuro leer con los peques una historia o un cuento pequeño antes de dormir. El mayor me lee a mí (diccionario en mano para aclarar las palabras que no entiende) y con la peque soy yo la lectora.

Ya pasamos de los cuentos clásicos, como Los tres cochinitos, Caperucita roja, Blanca Nieves, El rey león, La bella y la bestia, a historias nuevas y divertidas como La peor señora del mundo, La fórmula del doctor Funes o El puntito.

Este último libro fue escrito por un estudiante en segundo de secundaria y concursó a nivel interescolar ganando el segundo lugar. La edición se realizó tiempo después, bajo la iniciativa del mismo autor, Luis Ernesto Martínez Novelo (bajista de La Gusana Ciega) y de un grupo de empresas que fomenta el programa de responsabilidad social Letras para volar, que promueve la lectura en escuelas de bajos recursos, zonas marginadas y niños con necesidades especiales y, por otra parte, a la Fundación de Hospitales Civiles de Guadalajara en apoyo a niños con cáncer e insuficiencia renal. Así que podemos ayudar leyendo y claro comprando este libro.

Lo que les recomiendo, además de buscar historias adecuadas a la edad de sus hijos, es que después de leer les pregunten qué les pareció, qué les gustó más, si ellos hubieran actuado así o qué hubieran hecho diferente. La lectura nos da la oportunidad de aprender junto con nuestros hijos nuevos mundos, soluciones de conflictos, moralejas, virtudes, así como incrementar la imaginación; conocer sus opiniones y compartirles las nuestras.

Si pudiéramos transmitir todas las virtudes y sabiduría de las historias infantiles haríamos adultos más conscientes en un futuro, además de crearles el hábito y (espero) amor por la lectura.

Educamos al leer y además a todas las que somos mamás nos ayuda en la rutina de dormir.

Foto Irene

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El amor es ciego

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Lo reconozco el amor que siento es ciego y con mucha pena les digo, también es promiscuo.

¡No me decido por ninguno! Los quiero a todos, quiero tenerlos en mi piel, sentir cuál se amolda más a mi cuerpo, quiero saber con cuál me siento más libre, más yo. Así que no tengo miedo de decirles que amo a Oscar, a Salvatore, a Marc, a Ralph, a Louis, a Valentino, a Michael y a Tommy. Sin olvidar a los que están a mis pies como Manolo o Christian. Confieso que este amor ciego no distingue género, igual me encanta Carolina, Stella, Donna, Tory y mi consentida Coco.

Si todavía no saben cuál es el amor ciego al que me refiero sólo debo de mencionar sus apellidos: De la Renta, Ferragamo, Jacobs, Lauren, Vouitton, Kors, Hilfiger, Blahnik, Louboutin, Herrera, McCartney, Karan, Burch y Chanel.

Este amor surgió desde pequeña, hojeaba una y mil veces las revistas de mi mamá, escogiendo el outfit ideal para la playa, día de campo, fiesta de día, de noche o boda (olvidé mencionar mi devoción a Vera Wang).

No recuerdo haber suspirado por ser princesa de Disney pero sí por la boutique de Barbie que amablemente me trajo Santa Claus una Navidad. Tardaba toda una tarde en acomodar cada uno de los accesorios en los mostradores, colocar los vestidos en los ganchos y todos sus tacones (Barbie no usa flats). Cuando por fin terminaba tenía que recoger «mi tiradero», lo cual no me importaba, lo más divertido era acomodar todo perfectamente de nuevo.

Confieso que voy a Saks solamente para admirar, como en un museo, los diseños de estos diseñadores.
Actualmente uno de mis días favoritos en todo el año es el día de los premios Oscar. Más que la premiación en sí, muero por ver qué vestido eligió quién, si está lindo, si le falló el color, si me lo pondría yo.

Hace poco estuve cerca de dos grandes de la moda: Stella McCartney y Oscar de la Renta. Con la primera fue en la presentación de su colaboración con la marca C&A en el ex convento de San Hipólito, ella llegó vestida de pies a cabeza de color blanco, cero escote, cero entallada y proyectaba una elegancia sin igual. Tuve la oportunidad de acercarme y pedirle un #mommytip (tiene cuatro hijos y una gran empresa, algo debe de hacer bien) lo que me contestó fue: “Just do what you like, do it the best that you can and don’t beat up yourself about it“ (debo presumir que al momento de tomarnos las foto estábamos en un lugar muy reducido y bromeó diciéndome que me sentara en sus piernas). Una mujer sencilla y con gran humor. La amé.

Con Oscar de la Renta fue en su visita a México para participar en la gala de moda Nextel. En la conferencia de prensa llegó con una gran sonrisa y también derrochando sencillez. Se nota que ama lo que hace. Y el desfile en el Colegio de las Vizcaínas fue un suspirar de principio a fin por cada uno de los diseños que plasman a una mujer femenina, elegante, chic®

Para mí la moda es un arte. Y ese arte hace que proyectemos hacia todo el mundo quienes y cómo somos.

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Tacones de Vivienne Westwood

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Stella McCartney en México, octubre 2012

¿Por qué yo?

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Está comprobado que la mayoría de nuestros problemas son por cosas que hicimos o dejamos de hacer.

Así de simple. La razón de nuestros problemas somos nosotros y nuestras decisiones. Pero generalmente vivimos colgándoles milagritos a nuestros más allegados. He aquí algunos ejemplos:

“No me queda la ropa porque con los embarazos ni cómo ayudarme.”
La realidad: no he hecho ejercicio, no he cuidado mi alimentación.
Sujetos no responsables: los hijos.

“No tengo dinero para pagarte porque el gobierno (panista, priísta, perredista, escoja el de su preferencia) subió (la gasolina, la luz, la tortilla elija su favorito).”
La realidad: se fue a una jarra y se gastó media quincena.
Sujeto irresponsable: el mismo.

Y la lista es increíblemente larga. Nos quejamos de todos y no vemos hacia el principal causante que somos nosotros mismos.

Ahora alguien amablemente se encarga de decirle que si, efectivamente usted tuvo responsabilidad en los resultados obtenidos; no reprobaste el examen porque el profesor es un perro y te tiene mala fe, sino porque ayer, en lugar de estudiar, fuiste al cine con el novio.

Y éste es el momento en que la realidad nos cae de trancazo. ¿Por qué yo… dejé de estudiar, dejé de hacer ejercicio, ya no atendí al espos@, dejé de ahorrar, dije si, dije no?

Tomar responsabilidad es de valientes, aceptar las consecuencias es muy duro, nos da miedo, por eso mentimos, nos alejamos de alguien o culpamos a terceros de nuestras desgracias.

El primer paso es ver en qué fallamos.
El segundo es saber por qué cometimos el error.
El tercero es resarcir el daño; si dejamos de pagarle una deuda a alguien, hablar con la persona y llegar a un acuerdo. Hablar con el profe y pedir un trabajo extra para pasar. Organizar una cena sorpresa para la pareja. Dejar de comer y hacer algo de ejercicio. Hay diferentes soluciones, sólo falta tener la disposición.

«Todo tiene solución, excepto la muerte», eso me lo dijo hace unas semanas mi amiga Lisy y ahora lo tengo como mantra.

Uno debe de poner su mejor cara y toda la actitud para no ser víctima. Ponernos en causa.

¿Por qué yo? Porque puedo, porque soy fuerte y una fregona. Ahora si, suelten a los leones.

Pájaros en el alambre

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Confesión: abrí Twitter para tener un medio de desahogo de mis hijos, marido, quejas cotidianas y así no explotar en el intento.

Los primeros meses fueron como un monólogo. Tuits al aire sin ningún RT, ninguna contestación. Al cabo de otros dos meses aparecieron otros pajarillos que comenzaron a seguirme; otras mamás que se identificaban conmigo, que también estaban cansadas o que querían compartir el logro del día como bañar/dormir/dar de comer al peque sin berrinche (de verdad es un logro materno).

Igual mi pasión que es la moda, el cine y series de TV hicieron que conociera a muchos otros pajarillos con los mismos intereses, como @Athewa.

Así como mis seguidores fueron aumentando, el nivel de queja fue disminuyendo ¿por qué? Pues porque la relación 2.0 pasó a ser real, conocí a muchas y el anonimato que tenía al principio se esfumó. Literal había pájaros en el alambre, así que decidí bajarle dos rayitas a las quejas y aportar #mommytips, ayudar a cualquiera que me pidiera un consejo para tener una maternidad relajada.

No me quejo, al contrario, lo mejor que me ha pasado es haber conocido a todas las que forman el @clubdelmitote y a quienes integran este blog. Ya no son simples arrobas, son amigas, y de ésas que sí están en las buenas, malas y peores. Las que saben leer entre tuits y mandan DM o WA para preguntarme si estoy bien.

No quiero agradecer arroba x arroba porque sé que olvidaré a alguna, pero ustedes saben quiénes son todos esos pájaros (azules) en el alambre (Twitter) y las quiero mucho.

P.D. Un beso a @aleolivas que ha estado muy al pendiente de este proyecto. Ale no se cómo, ni cuándo pero algún día nos conoceremos en persona. ¡Besos!