Time out

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Hace tiempo me viene rondando en la cabeza una cosa loca, algo inaudito, algo que no muchos se atreverían a hacer: Un time out del celular y las redes sociales para pasar más tiempo de calidad con mi familia y amigos.

Mi esposo, quien ha pasado del enojo a la aceptación de mi vicio, me ha dado una probadita de lo que han sido estos tres años y cacho de estar en Twitter, Facebook, Instagram, BBchat y Whatsapp (WA). Ahora él es quien por las noches no se despega de su celular, baja libros, checa correos y envía mensajes por WA.

El otro día mi hija entró a nuestro cuarto y nos vio a los dos con celular en mano y preguntó: «¿Se están mandando mensajes?». Obvio, solté la carcajada.

Poco a poco lo voy aplicando, desde hace tiempo ya guardo el celular en la bolsa cuando vamos a comer. Inténtenlo, se van a dar cuenta qué difícil es controlar la necesidad de checar el celular, pero es maravilloso volver a tener la atención al 100% en las personas que te importan: familia, amigos, esposo, hijos.

He decidido tener un time out de celular y redes sociales para disfrutar más a mis hijos. Soy mamá de tiempo completo pero con el celular permanentemente a mi lado, y me di cuenta de que me desconectaba totalmente de ellos. Me llegó a pasar que escuchaba una voz que gritaba a lo lejos pero, metida en mi celular, no distinguía qué era, era mi hijo mayor gritando a medio metro: «mamá, mamaaaaaá» (me sentí fatal)  Hacía mucho que no me sentaba una hora completa a jugar Monopoly, a leerles un libro de corrido o a cepillar los Little Pony.

Ahora el celular se ha convertido en la cámara portátil, por eso lo sigo cargando, para capturar esos momento que pasan cual estrella fugaz y quisiera recordar por siempre.

Y entonces, mientras ellos están en la escuela, jugando con sus amigos o viendo su programa favorito, corro y aprovecho para ver el chat, checar novedades en Twitter o Facebook, y contestar menciones.

Todo en esta vida necesita balance y un time out del celular diario para disfrutar a los peques y esposo es muy necesario.

#mommytip
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¿Hijos, yo?

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Desde que soy mamá he aprendido que los juguetes tirados aportan calor de hogar; que alimenta más un abrazo que un plato de espinacas y que llegará el día en que les va a dar pena que nos acerquemos y los queramos apretujar.

De mis hijos aprendí que no hay opinión más importante que la mía, que ansían mi mirada y mi aprobación; pero soy consciente de que el momento de ser su único y mejor público es breve.

También me di cuenta que todos los catorces de febrero mejoraron considerablemente y aprecio cada detalle que ellos quieran darme, ya sea una flor arrancada o un dibujo hecho en una servilleta.

Aprendí que las montañas de ropa para lavar son infinitas y que el nivel de suciedad es directamente proporcional al grado de diversión.

De mis hijos aprendí lo importante de la vida, que no hay mejor agradecimiento que su sonrisa y un “Te quiero, mamá”.

Hijos ¿yo?
Si, soy mamá y muy feliz.